Los métodos tradicionales para aprender a montar en bici han quedado obsoletos. Actualmente, se utilizan otras estrategias con menor riesgo y con resultados mucho más rápidos.
Imagen Specialized Bycicle
La bici resiste el empuje de los dispositivos digitales y sigue siendo uno de los juguetes que más ilusión hace a los niños. Por eso, la mayoría pasaremos por el trance de enseñar a montar en bici a los más pequeños. E, incluso, a muchos adultos que no han tenido la oportunidad de aprender, o no han querido, hasta que descubren que el ciclismo es una de las actividades recreativas y deportivas más extendidas por todo el mundo y el medio de transporte más sostenible y saludable.
Tanto para niños como adultos, vamos a ver el método de enseñanza más extendido actualmente, desarrollado en los países del norte de Europa, con gran tradición ciclista y dónde la bicicleta está muy arraigada como medio de transporte.
El sistema tradicional de aprendizaje, durante mucho tiempo, ha sido el uso de bicis con ruedines que familiarizan al niño con la dinámica del pedaleo y la frenada. Hasta que, en la fase final, se enfrentan al reto de mantener el equilibrio sin ruedines con un adulto sujetando al niño, que terminará soltándose definitivamente. Sin duda, este procedimiento funciona, porque la mayoría hemos aprendido con él. Pero suele ser lento y entraña riesgo para los niños, por caídas en esos primeros intentos, además de poner en peligro la salud de la espalda del adulto, que tiene que soportar el peso del niño en un escorzo complicado, mientras corre sujetando la bicicleta.
A día de hoy, tenemos otras opciones como los andadores y bicis sin pedales o push bikes que pueden ser una alternativa más fácil, rápida y natural para adquirir las habilidades de equilibrio y coordinación necesarias para aprender a montar en bici. Con estas bicis, el proceso se hace al contrario: los niños empieza desarrollando sus habilidades psicomotrices y de equilibrio empujándose con los pies, sin preocuparse de dar pedales y con una gran seguridad, pues pueden apoyarlos en todo momento. Y, una vez adquiridas estas habilidades, les resulta mucho más natural dar el siguiente paso, que es el de dar pedales para mantener el movimiento, sin pasar por la fase previa de los ruedines.
En el caso de los adultos, la opción de sujetarlos mientras se sueltan es mucho más complicada y peligrosa, si no imposible, y el método que vamos a explicar es casi obligado. Para aplicarlo, adaptaremos la bici, para conseguir el mismo efecto que con las push bikes.
Imagen Woom Bycicles Smart Bike
Los rangos de edad que vamos a dar son solamente orientativos, pues la evolución de los niños puede ser muy diferente, y serán los adultos los que tendrán que valorar su madurez.
Habitualmente, será entre los 2 y los 3 años cuando los niños comiencen la primera fase de aprendizaje con andadores o bicis de iniciación, que llevan ruedas de 10” y 12” pulgadas. Pero esta edad depende de diversos factores y se puede prolongar hasta los 5-6 años, en cuyo caso, el proceso de aprendizaje se hará con diámetros de rueda mayores.
A partir de los 4-5 años, el niño habrá desarrollado el equilibrio y ya tendrá fuerza suficiente para dar pedales. Será el momento adecuado para empezar a enseñarle su funcionamiento y empezar a practicar.
Pero, con el método y la edad que sea, es importante que sea el niño el que decida cuándo empezar a pedalear. Los adultos podemos motivarles y animarles para que se enfrenten al reto, pero nunca forzarles. Si el niño no se siente seguro, podemos conseguir un efecto de rechazo que retrase su aprendizaje.
Lo primero que tenemos que hacer es elegir la bici adecuada, teniendo en cuenta la edad, la altura y la fase en la que se encuentra de aprendizaje. En este otro artículo, os explicamos con todo detalle Cómo elegir bien una bici de niño.
Imagen del blog: Cómo elegir bien una bici de niño
Pero, sea cual sea la talla y tipo de bici, en la fase de aprendizaje, nos tenemos que asegurar de que la bici permite que el niño o adulto, sentado en el sillín, puede apoyar completamente la planta de los pies en el suelo. Una vez que aprenda a pedalear, podremos subir el sillín a su altura correcta o elegir otro tipo de bici.
Imagen del blog: Cómo elegir bien una bici de niño
El peso de la bici también marca grandes diferencias en la facilidad de uso para los niños y es el punto débil de la mayoría de las bicis infantiles. Una bici ligera es mucho más manejable y necesita menos fuerza de nuestros pequeños ciclistas para moverla, aumentando su control y su disfrute.
Los frenos son un elemento de seguridad muy importante, y tenemos que asegurarnos de que las manetas de freno se adaptan a las manos de los niños, para que los puedan utilizar sin ninguna limitación ni molestia para ellos.
En Mammoth, hacemos una cuidada selección de bicicletas para niños que harán mucho más fácil encontrar las que se adapten a las necesidades de los niños y a nuestro presupuesto. Podéis ver nuestro catálogo con las marcas más importantes del sector y una amplia gama de precios.
Y terminamos el apartado de material con los accesorios imprescindibles para garantizar la seguridad de los nuevos ciclistas:
Una vez que hemos elegido el momento apropiado y el material más adecuado, vamos a mostraros cómo enseñar a montar en bici en cuatro pasos o fases, que pueden conseguir excelentes resultados en unas pocas horas de práctica, con niños a partir de los 4 o 5 años y adultos. Los niños que empiezan con push bikes desde los 2 o 3 años, los pasos 1 y 2 los irán haciendo de forma progresiva hasta que alcancen la madurez física necesaria para lanzarse a pedalear, que, como hemos dicho, suele ser en torno a los 4 o 5 años, aunque los hay más precoces.
Para esta fase, elegiremos un terreno liso y llano. Si es una bici con pedales, sería conveniente quitárselos, para que no estorben usándola como andador. Y tenemos que introducir también el uso de los frenos para detener la bici con soltura.
Situaremos el sillín de la bici o de la push bike de forma que permita al neófito apoyar completamente la planta del pie en el suelo. Y empezaremos a empujar y mover la bici con los pies, como si fuéramos andando. En los niños con la edad apropiada de 4 o 5 años y los adultos, este paso será muy rápido.
Cuando el niño o el adulto consiguen desplazar la bici con soltura impulsándose con los pies, alcanzar velocidad y frenar correctamente, empezaremos a pedirle que vaya levantando los dos pies del suelo, manteniendo el equilibrio. Primero en tramos cortos, que se irán alargando. En esta fase nos podemos ayudar de conos o elementos estáticos del terreno que nos sirvan de referencia para ir poniendo objetivos o retos cada vez más largos. Y, sin darse cuenta, desarrollará el equilibrio en movimiento. Una vez conseguido, podemos proponerle distintos retos y ejercicios para afianzar este equilibrio y que aprenda a girar. El uso de conos es muy útil para diseñar trazadas, tramos de equilibrio, giros, etc...
Podemos utilizar también terreno liso con una ligera pendiente, que facilite el impulso de la bici, para centrarse más en el equilibrio y menos en los pies. Pero es muy importante que el niño o adulto usen el freno con soltura.
Superada la fase 2, llega el momento mágico que nos unirá a la bici para siempre. Si se trata de un niño que ha superado las dos primeras fases con una push bike habrá que cambiar de bici a una con pedales, o ponérselos a esta si lo permite. En el resto de los casos, si hemos usado una bici a la que hemos quitado los pedales, llega la hora de ponérselos.
Antes de empezar, hay que explicar con claridad el funcionamiento de los pedales y el trabajo combinado que hacen los dos pies. Comprendido esto, le vamos a pedir al nuevo ciclista, niño o adulto, que ponga un pie sobre uno de los pedales y que se impulse con el otro, hasta que consiga el equilibrio dinámico y le permita subir el pie del suelo al segundo pedal, tal como hacía con los ejercicios de equilibrio de la fase 2, pero con los pies apoyados en los pedales.
Inicialmente, podemos hacer prácticas con más tiempo de impulso del pie, antes de subirlo al pedal, e ir reduciendo este tiempo. Y, en cuento se sienta cómodo con los pies apoyados en los pedales, le pediremos que, cuando se impulse con el pie del suelo y suba este, empiece a pedalear, en lugar de dejarlo simplemente apoyado. Cuando lo consiga, ya es cuestión de repetir este proceso de arrancar, frenar y parar, hasta que el niño o adulto tengan la confianza suficiente para acometer tramos más largos. Ya tendremos un nuevo ciclista para toda su vida.
Cuando el niño o adulto que aprende ha conseguido pedalear y parar en línea recta con soltura y confianza, llega el momento de aprender a dirigir la bici cambiando de dirección a su voluntad. Para ello, vuelve a ser muy útil utilizar unos conos con los que podamos diseñar circuitos en los que tenga que ir tomando curvas. Empezaremos con giros muy abiertos y fáciles, reduciendo poco a poco la distancia y el ángulo de las curvas. Sin darse apenas cuenta, será capaz de dirigir la bici por dónde quiere y estará preparado para disfrutar de las muchas caras de esta máquina maravillosa.
Esperamos que esta breve guía sirva para enseñar a montar en bici a muchos niños y adultos, que disfrutarán para siempre de este gran deporte y contribuirán a llenar de bicis nuestras ciudades.
Podréis encontrar más información en estos vídeos y artículos relacionados:
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